viernes, 31 de agosto de 2012

En el albor de la madrugada.


Enigmática luz de luna 
que inspiras frases aladas. 
¿Cuántos poetas muertos 
habrán sucumbido a tu magia? 

¿Cuántos poetas enamorados 
habrás hechizado, Dama Plateada? 
No hay noche sin oscuridad, 
ni luna sin madrugada.

¿Cuántos poetas nocturnos
habrán escrito de tu mirada?
No hay cielo sin estrellas,
 ni atardeceres sin mañanas.

No hay paz sin descanso,
 ni descanso sin tu guardia. 
En el silencioso albor de los sueños 
encontrarás tu madrugada.






Madrugadas...

Adoro las madrugadas con aroma de café y tierra mojada en las que la luna inunda con su luz los rincones del mundo y adorna el cielo con su magia.

Sin duda echaré en falta este aroma desde la isla olvidada, donde el aire sabe a sal y la bruma enfría el alma. Pero bien es conocido que no hay frío ni humedad que resista al calor de una mirada enamorada.

No hace falta que sea primavera para que abril riegue mi alma con el rocío de tus besos en cada madrugada.
Quizá no huela a café ni a tierra mojada, pero puedo oler tu pelo desde mi almohada.

Adoro las madrugadas en las que la luna inunda con su luz los rincones de mi alma mientras tus caricias se deslizan por mi cama y yaces a mi lado hermosa y enamorada...